El mito del instante decisivo
No existe libro, artículo en prensa, revista, curso o vídeo tutorial sobre la fotografía callejera en el que no se nombre alguna vez, aunque sea de pasada, a Henri Cartier-Bresson y su "instante decisivo".
Para ilustrar este concepto se suele recurrir a esa famosa fotografía de 1932 titulada “Derrière la gare Saint-Lazare” (Tras la estación San Lázaro). En ella, un señor con sombrero salta sobre un enorme charco de agua. La fotografía muestra al protagonista en pleno vuelo, justo en el momento de máximo esfuerzo para intentar cruzar la laguna que se extiende bajo sus pies y evitar mojarse. Su silueta recortada sobre el agua. Al observar la mencionada fotografía deducimos que ahí estaba el fotógrafo, preparado y atento para capturar ese instante preciso en el que todo a su alrededor se conjura para crear una imagen perfecta, icónica.
Publicado en 1952, sabemos que el mito nace con su libro "Images à la Sauvette”, considerado por algunos expertos como el primer gran fotolibro de la historia de la fotografía y cuya portada es un dibujo original del pintor Henri Matisse. Según palabras de Robert Capa, "una Biblia para fotógrafos”. La traducción más o menos literal del título sería “Imágenes a la carrera” o “Imágenes apresuradas”. Fue decisión de la editorial que publicó el libro en Estados Unidos, Simon & Schuster, traducir el título al inglés como "The Decisive Moment", o sea, el famoso “instante decisivo”. La exitosa expresión proviene de una cita del Cardenal de Retz que aparece en el epígrafe del texto introductorio del libro: "No hay nada en este mundo que no tenga su instante decisivo". No cabe la menor duda de que fue, desde el punto de vista comercial y de marketing, una gran decisión.
La realidad es que, como cuenta el propio Henri Cartier-Bresson en el documental de 2001, "Henri Cartier-Bresson: L’amour tout court", cuando realizó esa icónica fotografía ni siquiera sabía lo que estaba fotografiando. Comenta Cartier-Bresson en el documental que él simplemente vio un hueco entre dos tablones por dónde apenas podía introducir el objetivo de su cámara. Y eso es lo que hizo. Después, sin poder ver lo que ocurría al otro lado, disparó. El resto es historia. Historia mítica de la fotografía callejera.
Recuerdo mi sorpresa al verlo en la pantalla y escuchar de boca del propio maestro reconocer que lo único decisivo tras una de sus fotografías más icónicas fue esa mezcla de casualidad y suerte que llamamos serendipia. Y es esa maravillosamente extraña palabra la que mejor define mi propia experiencia al intentar registrar, cámara en mano, lo que acontece a mi alrededor mientas camino por las calles de la ciudad. Sin embargo, no es menos cierto que la suerte hay que buscarla...
El documental en cuestión:
Título original: Henri Cartier-Bresson: L’amour tout court.
Año: 2001
Director: Raphaël Byrne.
Productor: Film à Lou and ARTE France
Duración: 70 minutos